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SAN FAUSTINO MIGUEZ GONZÁLEZ-5
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INTRODUCCIÓN
San Pablo nos dice en 2 Tim. 3,16: Toda Escritura es divinamente inspirada.
El Concilia Vaticano II en la Dei Verbum 11: “La Iglesia reconoce que todos los libros de la Biblia, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia”
El Creador sale al encuentro de los hombre con infinito amor, pero lo hace de modo progresivo, revelándose primero a Moisés, después a los profetas y finalmente por su Hijo y los Apóstoles.
A la Biblia hay que acercarse con fe, veneración y con el deseo de encarnar el mensaje de Dios en nuestra propia vida, lo más importante en nuestra vida es el aspecto espiritual. Nuestro Dios es un Dios cercano, que nos quiere, nos guía y nos protege. Como dice el Papa Francisco, Dios siempre nos está esperando, siempre la iniciativa parte de Dios, porque Él quiere nuestra salvación. En la Biblia tenemos todo lo que el hombre necesita saber para salvarse. Por lo que tenemos que decir que la Biblia nos enseña el camino que nos lleva a Dios, en donde está la fuente de la felicidad. No es objeto de la Biblia enseñar ciencia, por eso se equivoca aquel que busca en la Biblia ciencia, el autor sagrado recibe el mensaje de Dios y luego lo expresa de la mejor forma posible.
Para transmitirnos la verdad que nos lleva a Dios, se vale de personas, de Moisés, de los profetas, de Jesucristo, de los apóstoles, de la Iglesia, continuadora de la obra de nuestra salvación que generosamente nos concede Jesucristo, fuimos comprados por sus sufrimientos como nos dice San Pablo. Esta salvación se realiza ahora en el tiempo por medio de la Iglesia, continuadora de la obra de Jesucristo.
TODOS LOS LIBROS DE LA SAGRADA ESCRITURA FUERON ESCRITOS BAJO EL INFLUJO Y ASISTENCIA DEL ESPÍRITU SANTO. POR ESO AFIRMAMOS QUE LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS.
En la Revelación interviene Dios y el hombre, Dios habla y el hombre escucha. Dios le manifiesta una verdad para que la exponga, la manifieste a los hombres, con el objeto de que conozcan el plan de Dios. En la transmisión de esa verdad también el hombre tiene un papel importante, tiene que buscar la manera de que los hombres la entiendan, en lo posible, la acepten con su mente y con su corazón. A estos escritores le llamamos autores sagrados, porque Dios vela para que el hombre no se equivoque en la transmisión de esa verdad. La forma de transmitir esa verdad corresponde al hombre.
Dios habla en la Biblia por medio de los hombres, con un lenguaje humano. Así lo dice la Dei Verbum: “Dios habla en la Escritura por medio de hombre y en lenguaje humano” ((DV, 12). Sólo la palabra humana puede dar cuerpo y forma a la palabra divina. La mediación es un requisito absolutamente necesario para que la palabra de Dios llegue a oídos humanos e influya eficazmente en su vida, con eficacia salvífica. ¿Qué es lo que hace posible esta mediación de la revelación divina? La presencia activa, dinámica del Espíritu de Dios en los mediadores. Esta misma fuerza divina actúa sobre los oyentes o lectores, de modo que la palabra humana, al entrar en los oídos y en el corazón de los hombres, sufra, bajo la acción del Espíritu, el desnudamiento del lenguaje humano y llegue a la intimidad del alma como Palabra de Dios. Ahora se entiende por qué el mensaje de Dios ha sido escrito con la mentalidad y cultura de cada tiempo y de cada lugar. Este lenguaje, de un país y de un tiempo tan antiguo, es lejano a nosotros en un primer momento, y exige una preparación adecuada para poderlo entender aquí y ahora, para nosotros. Por eso, la Iglesia invita a los cristianos a desconfiar de una interpretación individual 10 y a atenerse a la interpretación de la misma Iglesia, a quien ha sido confiada la verdad de la Palabra de Dios 11 .
Hoy la ciencia nos dice que el mundo no es eterno, que empezó en el tiempo, hace 13.700.000.000 de años aproximadamente. Antes de ese tiempo no existía la materia, por lo tanto no existía el tiempo, ni el espacio. La Biiblia nos dice que Dios creó el muncdo, eso es lo importante ¿Cómo lo creó? Desde luego con su poder infinito, cómo se formó nunca lo podremos saber. Tampoco la ciencia puede explicar el misterio de la materia, del espíritu, sin la intervención de un Ser sapientísimo. Puede calcular el tiempo aproximado del comienzo de la materia, pero no puede explicar este hecho sin acudir a la creación, que es lo que nos enseña la Biblia. ¿Cómo empezó la vida? Tampoco lo pueden explicar. Llevan 200 años intentando formar una célula y están como el primer día. Para los creyentes el objeto de la Biblia no es enseñar ciencia, su finalidad es enseñarnos el camino para salvarnos, la voluntad de Dios, En el Génesis que habla en un lenguaje metafórico nos enseña con claridad algunas verdades, entre ellas que Dios lo creó todo, el mundo visible y el mundo invisible, que Dios nos creó a su imagen y esto lo hace con sencillez y claridad, lo demás es ropaje literario que revisten esa verdad. Estas verdades se ofrecen generosamente a los creyentes, sin imposiciones, el hombre es libre.
Dios le comunica una verdad al hombre para que la transmita a los demás, el hombre busca la mejor forma de comunicarla y encuentra en las figuras literarias una buena herramienta, metáforas, imágenes que hacen más comprensible esa verdad.
Manuel es un joven que quiere mucho a su novia, Juanita. Un día quiere mandarle una carta, pero él no sabe escribir. Entonces va donde su amigo José y le dice: “Ayúdame a escribir una carta a mi novia, Juanita. Dile que la quiero mucho, que pienso en ella cada día, que estoy triste por su enfermedad y que la semana que viene iré a visitarla”. José toma un lápiz y va escribiendo todo lo que le ha dicho Manuel, respetando las ideas de Manuel, pero con palabras y estilo propio de José. Cuando termina de escribir, José lee la carta y Manuel está conforme, mancha su dedo con tinta, lo pone sobre la carta. Cuando Juanita recibe la carta y la lee, se emociona muchísimo y la guarda diciendo: “Es la carta de Manuel”. A nadie se le ocurrirá decir que esa carta es de José, aunque haya sido el mismo José quien la escribió materialmente.
Algo así hizo Dios cuando quiso contarnos sus secretos. Nos fue escribiendo “sus cartas”, donde expresa su Amor por los hombres; y lo hizo sirviéndose de unos escribanos, a lo largo del tiempo, los cuales escribieron según su manera de ser, según los conocimientos de su tiempo, según sus capacidades, y su manera de escribir. Pero las ideas y el mensaje es de Dios, no de los escribanos.
Por eso, cuando nosotros leemos la Biblia o la escuchamos proclamar, nos emocionamos, porque la Biblia es la Palabra de Dios.
Podemos decir, entonces, que la Biblia tiene dos autores: el autor principal es el Espíritu Santo, y los autores secundarios son los hombres de quienes Dios se sirvió para escribir cada uno de los 73 libros de la Biblia. Por eso decimos que los libros de la Biblia son “inspirados”.
A la Biblia debe uno acercarse con respeto, con la intención de buscar a Dios, conocerle mejor. Dios ordinariamente no se deja ver de una forma visible, hay que buscarlo con el corazón, con la fe, con humildad, somos sus criaturas. Dios nos quiere, quiere lo mejor para nosotros, pero siempre va a respetar nuestra libertad.
¿QUÉ SUCEDE EN LA REVELACIÓN?
Qué parte de la revelación pertenece directamente a Dios y qué parte al hombre, porque en la revelación interviene Dios y el hombre.
Dios se puede poner en contacto con nosotros de muy distintas maneras, lo puede todo, lo sabe todo, lo comprende todo.
San Pablo en la carta a los Hebreos 1:1 nos dice que Dios ha hablado “muchas veces y de muchas maneras”.
Revelación en sentido teológico significa la manifestación intencional de Dios de Si mismo y de sus planes.
El Espíritu Santo ejerce con los autores sagrados tres acciones:
3. ¿Qué es la Revelación?
Es la manifestación por la que Dios hace conocer a los hombres verdades que por sí mismos serían incapaces de conocer. Literalmente revelación quiere decir, quitar el velo que oculta algo. Entre estas verdades está la verdad profunda de la Creación, la verdad de la Santísima Trinidad, las relaciones entre Dios y el hombre a través de la gracia que nos capacita para hablar con Dios y entrar en diálogo amoroso con Él, Dios como Padre lleno de misericordia, el destino del hombre a unirse a Dios en el cielo, las postrimerías o novísimos.
Dios se ha revelado, ha hablado para que lo conozcamos. Y el único motivo ha sido el amor a nosotros, el querer compartir con nosotros su vida divina y trinitaria.
Si la Revelación es la manifestación de Dios mismo y de su amor, nosotros, los hombres, no podemos quedar indiferentes; hemos de acoger a Dios, recibirlo, abrirle las puertas de nuestro corazón, corresponder a su amor. Como expresa san Agustín: “Para que, escuchando, crea, y creyendo espere, y esperando ame”. Sólo conociendo y creyendo en la Sagrada Escritura como Revelación divina, tendrá nuestra lectura bíblica un verdadero sentido y sólo así podremos escuchar con fe el mensaje que hoy Dios nos quiere decir a cada uno de nosotros.
Cuando esa manifestación de Dios se pone por escrito, tenemos la inspiración. En resumen, inspiración es la acción divina sobre la mente y la voluntad de unos hombres para que fijen en libros esa Revelación de Dios, transmitida de boca en boca. El concilio Vaticano II lo dice bellamente así: “La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia” (Dei Verbum, 11).
La Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre que nos ha comunicado toda la verdad. Ya no habrá más revelaciones. Con Cristo se cerró la revelación. Él es la última palabra del Padre.
CONCLUSIÓN
Por todo lo dicho concluimos: la Iglesia siempre ha afirmado que la Biblia no es un libro meramente humano, sino que hay en ella un valor superior, por estar inspirada por Dios, y así lo ha declarado en cuatro grandes concilios: Florentino, Tridentino, Vaticano I y II. Por tanto, es una verdad de fe revelada, que hay que creer.
Resumamos el significado de revelación :
De todo lo dicho se deduce que hay claramente dos locutores, Dios y el hombre, con su libertad. Dios le habla y el hombre escucha atentamente, porque lo que le está diciendo Dios debe manifestarlo a los hombres para enseñarles el camino de la Salvación.
Vamos un momento al GÉNESIS, el primer libro de la BIBLIA, libro precioso, lleno de imágenes literarias y con grandes enseñanzas para el hombre. Por otra parte difícil para el autor sagrado porque estas verdades no son fáciles de transmitir. En este libro Dios nos revela muchas verdades:
Dios revela al hombre una verdad, el hombre atento a la voz de Dios la acepta, la cree con su mente y la acoge en su corazón Esa verdad tiene unos destinatarios que son los hombres a quienes se dirige esa verdad y al hombre le corresponde transmitirla fielmente esa verdad a los hombres.
Una misma verdad, se puede transmitir de muchas maneras, de diversas formas, esa verdad se transmite por medio del lenguaje, bien sea en galego, en castellano, en Portugués, en Fancés o en Inglés. La verdad es la misma, el lenguaje es distinto. Se puede transmitir en un lenguaje directo, o en un lenguaje lleno de figuras literarias, como sucede en el Génesis. El lenguaje es el ropaje que reviste la verdad revelada por Dios y Dios vela para que esa verdad sea transmitida de forma que no haya lugar a error. Por eso los autores sagrados ordinariamente hablan pensando en el pueblo de su tiempo, en el lenguaje que ellos entienden.
Así cuando la Biblia nos dice que Dios creó al mundo en seis días, significa un periodo de tiempo, miles de millones de años, el autor sagrado tampoco sabía lo que era un átomo, ni tampoco pretendía decirnos cómo se formó el universo, lo que le importaba era enseñar al pueblo que Dios es Creador de todo. No le podemos exigir a la Biblia que nos enseñe ciencia. Hoy la ciencia nos dice que el mundo comenzó en el tiempo hace 13.700.000.000 de años, con una margen de error de un 20%. La ciencia nos dice que la vida comenzó en el tiempo, pero tampoco sabe, ni dónde comenzó, ni cuándo, tampoco se sabe cómo comenzó. La ciencia lleva dos cientos años intentando formar una célula y a pesar de todos los adelantos estamos como el primer día. No obstante un hombre adulto tiene aproximadamente un billón de células.
Cuando te acerques a la Biblia busca a Dios en tu corazón y lo encontrarás.
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Gracias, Padre Carreira.
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Fue un día muy gratificante para los padres, para los confirmandos, para el Párroco, Don Dositeo Bañas Fernández, para las catequistas y para la PARROQUIA DE SAN JUAN DE LEIRO. Enhorabuena y que la parroquia de San Juan de Leiro siga dando testimonio de su fe. Enhorabuena.