El sentido de la vida se puede analizar desde distintas perspectivas. De este tema se ocupó la filosofía, la ciencia, la psicología, la teología. Las respuestas que se dieron, no todas convencen y satisfacen a todos. La vida es algo que nos afecta a todos, pero no todos tenemos sobre la vida el mismo concepto, pero todos podemos y debemos preguntarnos:
¿Cuál es el propósito de mi vida?
¿Qué es lo más valioso para mi vida?
¿Cuál es la razón para vivir?
¿Cuál es el origen de la vida?
¿Vale la pena vivir?
Para Sócrates el sentido de la vida era la verdad.
Para Plantón el BIEN.
Para Aristóteles el esfuerzo para conseguir la felicidad, el bienestar, el bien.
El sentido de la vida puede ser el dinero, la familia, el gozo a cualquier precio, lo útil, lo inmediato, la trascendencia, el ayudar a las personas, el amor a Dios y a los hombres.
La opción que se tome debe tener en cuanta la dimensión espiritual de la persona. La persona se compone de materia y espíritu, si sólo se tiene en cuenta una de las partes, que forman una unidad, corremos el riesgo de equivocarnos.
Siempre que se siga lo que dice la recta conciencia, el sentido común y no prime el hombre carnal sobre el espiritual, el hombre viejo sobre el hombre nuevo, siempre habrá una convergencia en el bien, la verdad, la trascendencia de nuestros actos.
Lo malo es cuando el hombre se desvía del camino recto, olvida su dimensión espiritual y se desorienta en la vida y busca la felicidad donde no la puede encontrar. En dependencias, en una vida vacía, como por ejemplo el alcohol, la droga, diversiones ilícitas. Es entonces cuando la inseguridad se manifiesta, la tristeza y la desazón, un vacío interior se va imponiendo en el hombre hasta llevarlo a la depresión, a la insatisfacción.
Victor Fran, autor de la logoterapia, tiene una obra de interés, de la que pongo un enlace, para leerla:
Enlace de la obra de Victor Frankl, autor de la logoterapia:
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Fiesta de Santa Baia de Ribadumia, año 2016
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