SANTA MARÍA

  Dios quiso compartir su vida con nosotros, nos lo dice la fe. Dios se hizo semejante a nosotros menos en el pecado. Esto supera nuestra capacidad, pero es la realidad Dios se hizo hombre para que el hombre pudiese compartir la felicidad de Dios.

«Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo»

Y para hacerse hombre necesitó de una Madre, Santa María, que también es nuestra Madre.

Para hacerse hombre necesitaba el consentimiento de Santa María, de esta misión se encarga el Arcángel San Gabriel:

El ángel Gabriel hablándole a María

El evangelista San Lucas nos ofrece el saludo del Arcángel: » Dios te salva, llena de gracia, el Señor es contigo». Santa María se queda callada, se turba ¿qué significan estas palabras?  Tiene el Arcángel que tranquilizarla: no temas María, has hallado gracia a los ojos de Dios. Una vez tranquila el Arcángel continúa: «concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será  llamado Hijo del Altísimo.  Santa María no entiende nada, ella había consagrado a Dios su virginidad, su corazón se lo había entregado a Dios, Dios lo era todo para Santa María, quería ser toda  para Dios, por eso consagró su virginidad, por eso es la Madre y modelo de todas las religiosas y religiosos, que se consagran a Dios. Una vez que se recupera del susto y reconoce que el Arcángel es un enviado de Dios, le pregunta cómo había de suceder esto, porque yo no voy a pertenecer a ningún hombre y el Arcángel se lo explica: Sólo después de reconocer que el mismo Dios había enviado al Arcángel San Gabriel, le pregunta Santa María ¿Cómo va a suceder esto? dice el Arcángel : «El Espíritu Santo vendrá sobre tí, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Hijo de Dios engendrado será santo, se llamará Hijo de Dios». Isabel, tu parienta, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la que llamaban estéril, porque nada hay imposible para Dios, entonces acepta con una frase que engrandece a Santa María y a nosotros nos llena de alegría y esperanza: Hágase en mí según tu palabra. 

Este encuentro con el Arcángel quedó grabado en la mente de Santa María, desde ese momento va vivir únicamente para servir a su Hijo, el Hijo de Dios, le acompañará hasta el Calvario y su Hijo al verla que quedaba desamparada, se la encomienda a San Juan, «ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu Madre». En San Juan estamos todos representados, por eso podemos afirmar que Santa María es también nuestra Madre, cooperó en la obra de la redención, también nosotros podemos y debemos colaborar, como nos dice San Pablo: cumplo en mi cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo.

Podemos estar orgullosos de tener, además de nuestra madre de la tierra, una madre que nos ve y nos protege desde el cielo. Quiere que todos estemos con ella en el cielo, es nuestra Madre. Porque es nuestra Madre se dice que ninguno de los que acuden a ella, quedan desamparados,  Dios no le niega nada, tampoco ella le negó nada a Dios. Cuando no encontramos solución a nuestros problemas, nos queda el acudir a Santa María.

Santa María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios y madre nuestra, desde los albores del cristianismo.

En las catacumbas se encuentran restos arqueológicos, que demuestran el culto y la veneración, que los primeros cristianos tuvieron por Santa María. Así encontramos pinturas marianas en las catacumbas de Santa Priscila, San Pedro y San Marcelino.

San Ambrosio nos dice que Santa María es templo de Dios y nos es el Dios del templo.

Llevemos en nuestro corazón siempre a Santa María, confiemos en ella, recemos el Rosario y nunca nos acostemos sin saludarla, buenas noches, Madre, hasta mañana.

Acuérdate, Madre, que tenemos muchos problemas, no nos abandones, que siempre te tengamos en nuestro corazón.

INCREENCIA

 

                                                      VIDA SIN DIOS

Vivimos en una sociedad en donde Dios, en algunos sectores, incluso cristianos, ya no se tiene en cuenta. Se intenta desplazar a Dios de nuestra cultura, de la vida de sociedad. Se vive como si Dios no existiera. Si no tomamos en serio esta realidad nuestra cultura cristiana formada durante siglos, será cambiada por una cultura pagana.

El hombre es, además de materia, espíritu por eso aspira a la trascendencia, por eso las cosas materiales no le llenan, Salomón fue probablemente el más sabio y el más rico y dice: Todas las riquezas, sin Dios, es vanidad, no llenan el corazón del hombre.

Tampoco la ciencia y la técnica, que proporcionan a la sociedad un gran bien, le solucionan muchos problemas, no pueden llenar su aspiración de felicidad, de seguridad. Ni le quitan sus miedos. Llega un momento en que el hombre se encuentra con la realidad que su vida llega a su fin ¿Qué puede hacer la ciencia y la técnica? Únicamente alargar su vida vegetativa por unos días, los sufrimientos de la familia. Sólo Dios, en ese momento, nos puede dar su mano y darnos la salvación, la vida eterna.

El ansia ilimitada de poseer y tener, en sus diversas formas, llega el momento en donde se encuentra el hombre con sus limitaciones y su desnudez, sólo ante su destino.

Organizar el mundo sin Dios nos lleva a organizarlo contra el hombre, el humanismo sin Dios se convierte en un humanismo inhumano.

Sólo Dios nos puede dar seguridad, paz, alegría de vivir, y llenar el corazón de su amor y de felicidad. El saber que Dios lo puede todo, la sabe todo, nos quiere con un amor infinito, es muy gratificante. Si le somos fieles llenará nuestras ansias de felicidad, por toda una eternidad.

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CATECISMO DE LA PARROQUIA DE SANTA BAYA DE RIBADUMIA CON SU PÁRROCO, DON DOSITEO BALIÑAS FERNÁNDEZ Y LAS CATEQUISTAS.

Dios quiere que le dejemos un sitio en nuestro corazón, mejor es dejar todo el corazón para Dios, amarle con todo nuestro corazón por todo lo que hizo y sigue haciendo por nosotros, ponernos a su disposición y preguntarle ¿Qué quieres de mí?  si tenemos esta actitud en la vida, Dios que no se deja ganar en generosidad, nos hará muy felices.

La vida espiritual en nosotros debe crecer. Crecemos en el cuerpo, en lo humano, como personas, procuramos formarnos, de igual forma o con mayor interés debemos procurar nuestro crecimiento en la fe y en la oración. La fe y la oración mutuamente se complementan y se necesitan.

Amar a Dios y amar a los hermanos debe ser nuestro objetivo  en la vida.

Gracias, Padre Carreira.