Amaneció un día en que todo invitaba a la alegría, a la oración, a la adoración a nuestro Dios, que se hacía cercano en la figura de Santa Eulalia. Una joven valiente, que no dudó en enfrentarse con la usurpación del poder de Dios por el emperador romano. Dios es el dueño de todo, de la vida y de la muerte, todo le pertenece. Dios lo creó todo y en su magnanimidad entregó el mundo al hombre, para que lo administrara según las leyes de Dios y el hombre devolviese a Dios el mundo mejorado. Esto lo tenía claro Santa Eulalia, que al ver que conocidos suyos, vecinos, eran martirizados por no dar culto al emperador, con pocos años, no dudó en enfrentarse con el poder tiránico, prefiere el martirio y ofrece su vida a Dios generosamente, con alegría.
Nuestra patrona tiene muchos devotos. Los fieles de Ribadumia nos sentimos orgullosos de tener una santa de tanta valía espiritual, lo caduco pasa, lo material, la parte espiritual es eterna, y nos permite cambiar una vida llena de incertidumbre, por una vida feliz para siempre, en la casa de nuestro Padre Dios, que es nuestra casa también.
Esta foto con Doña Carmen Villanueva y Don Modesto manifiesta el ambiente, aunque la vida nos maltrata la esperanza billa en nuestro corazón, Dios lo puede todo.
Algo le está diciendo a la Santa, desde luego no le pide dinero. Hay cosas mucho más importantes que el dinero.
Es el momento de preparación para acompañar a la Santa hasta la Carballeira, en donde se va a celebra la Misa Solemne y compartir la comida. Al fondo la Rectoral.
El Párroco Don Dositeo Baliñas Fernández invitó a los fieles a dar testimonio de nuestra fe, con valentía, sin miedos a hacer el ridículo en ambientes hostiles, porque la verdad de nuestra fe está fundamentada en la palabra de Dios, que nunca engaña y en la Resurrección de Jesucristo. Agradeció a los fieles portugueses y al Párroco Don Felix el que se hayan desplazado para compartir la alegría de la fe.
La fe es el mejor regalo que nos hace Dios, después de la salvación que generosamente nos ofrece Jesucristo, si le abrimos nuestro corazón y dejamos a Dios que entre en nuestra vida.
Gracias a todos, de parte de Don Dositeo y su colaborador. Unidos siempre en el amor a Dios y a su Iglesia, continuadora de la obra de Jesucristo.