Dios, por ser Padre, no se cansa de demostrarnos su amor, su generosidad es infinita hacia nosotros. El Sínodo de nuestra Diócesis, Santiago de Compostela, es una prueba más de su bondad hacia nosotros. Dios quiere estar junto a su pueblo, protegerle, de nosotros depende. Si le abrimos el corazón Dios entra en nuestra vida, nos llenará de su gracia y se irán implantando en nuestra vida los ojos de Dios.
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